De la espera al encuentro: Conoce por qué la Iglesia Católica celebra la Nochebuena como vigilia y la Navidad como el misterio de la Encarnación.
Redacción / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. Aunque en la tradición popular la Nochebuena y la Navidad suelen vivirse como una sola celebración, para la Iglesia católica cada una tiene un significado propio dentro del calendario litúrgico y de la teología cristiana.
El 24 de diciembre, conocido como Nochebuena, corresponde a la vigilia de la Navidad del Señor. Litúrgicamente, es el momento final del tiempo de Adviento, un periodo de preparación espiritual que antecede al nacimiento de Jesucristo. El Catecismo de la Iglesia Católica explica que este tiempo no es solo un recuerdo histórico, sino una espera viva:
“Cuando la Iglesia celebra la liturgia de Adviento cada año, hace presente esta antigua expectativa del Mesías, participando en el deseo ardiente de los profetas y de los justos que lo esperaban.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 524)
Durante la noche del 24 de diciembre, la Iglesia celebra la Misa de la Noche, conocida tradicionalmente como Misa de Gallo, con la que se anuncia litúrgicamente el nacimiento de Cristo. Esta celebración marca el paso de la espera al cumplimiento de la promesa divina, preparada —según el Catecismo— a lo largo de siglos:
“La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos.” (CIC, n. 522)
El 25 de diciembre, en cambio, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Natividad del Señor, una de las fiestas más importantes del año litúrgico, junto con la Pascua. En esta fecha se conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén y el misterio central de la fe cristiana: la Encarnación, es decir, que Dios se hizo hombre.
El Catecismo lo expresa de forma directa:
“El Verbo se hizo carne para salvarnos reconciliándonos con Dios.” (CIC, n. 457)
Y añade que el nacimiento de Jesús ocurrió en un contexto de humildad, subrayando el sentido espiritual de la Navidad:
“Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre. Unos sencillos pastores son los primeros testigos de este acontecimiento.” (CIC, n. 525)
Dentro del calendario litúrgico, la Navidad no es solo un día, sino un tiempo que se prolonga en las semanas siguientes. El Catecismo señala que, a lo largo del año, la Iglesia celebra progresivamente todo el misterio de Cristo:
“En el transcurso del año, la Iglesia despliega todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Natividad hasta la Ascensión, Pentecostés y la espera de la feliz esperanza y venida del Señor.” (CIC, n. 1194)
De este modo, mientras la Nochebuena representa el tiempo de la espera y la esperanza, la Navidad celebra el encuentro: Dios que entra en la historia humana. En un contexto donde estas fechas suelen reducirse a lo comercial o festivo, la Iglesia invita a redescubrir su significado espiritual, profundamente arraigado en la fe, la cultura y las tradiciones.