Morelia, Michoacán
Niños y adolescentes están vulnerables ante la comisión de abusos sexuales, pero en la mayor parte de los casos el monstruo no será un desconocido, sino un individuo de su círculo más cercano, un padre o padrastro, tío o abuelo.
Por ello, es fundamental que las familias y los adultos que están a cargo de menores de edad estén pendientes ante la aparición de signos que puedan indicar que un niño o adolescente es víctima de abusos sexuales, señaló la titular de la Secretaría de la Mujer Moreliana para la Igualdad Sustantiva (Semmujeris), Nuria Gabriela Hernández Abarca.
Si bien estos varían en función de la edad del niño o adolescente, van desde el retroceso en el control de los esfínteres, la negativa a ir al baño o dormir solo, retroceso en la adquisición del habla o habilidades sociales, hasta trastornos alimenticios, cambios drásticos y no explicables en sus hábitos, gustos o vestimenta, permanecer en aislamiento, depresión y miedo a circunstancias o personas específicas.
La Semmujeris señaló que es indispensable acercar a los menores de edad, en una forma accesible para ellos y que no genere paranoia, información sobre sus derechos, los riesgos que enfrentan y los mecanismos de denuncia.
Estás acciones deben acompañarse por campañas en escuelas y familias, lo que es complejo por la naturaleza del mensaje: el monstruo puede esconderse en casa o la escuela.
“Pero tenemos que intentarlo, hablamos sobre personas en general y con cuentos, obras de teatro, cosas que les atraen, para decirles que si alguien toca su cuerpo o les pide guardar un secreto, y esto les hace sentir mal, con culpa o miedo, deben hablar con alguien de su confianza”, detalló Nuria Gabriela Hernández.